lunes, 12 de agosto de 2013

LAS MUSAS

Las musas son locas descalzas,
surgen inesperadas, sin hacer ruido,
y se van como quien ha huido,
no quieren contigo alianzas.

Por más que las llames o las busques
en las largas noches de vigilia,
ni a ellas, ni al sueño reconcilias
por más que te acurruques.

Aparecen, y si no estas preparada
te dejan la nota en la mente,
y se van así, tal cual, tan de repente...
sin un adiós, sin decir nada.

A veces, cuando estas deprimida,
te llega la musa mística y melancólica,
recoges aire, das un suspiro, y agónica
pares un verso quedándote hundida.

Si llega la graciosa, la inteligente,
siempre llega en mal momento,
te descoloca el día en un momento
y te pone a escribir diligentemente.

La peor de todas... la musa romántica,
te brotan del alma palabras como rosas,
y del corazón gemidos cual mariposas,
que vuelan al son de la brisa poética.

La musa inquietante y tenebrosa,
la de me quiero morir, soy desgraciada,
llega funesta, quejosa y amargada,
dispuesta a ponerte encima la losa.

Las musas son inquietas y caprichosas,
gastan tiempo jugando conmigo,
son viejas conocidas, siempre hay amigo
a quien fastidiar, son irrespetuosas.

¿Quién será la que me visite mañana?
Ahora si... ahora no... ¿Quién vendrá?
¿Pasado mañana, o al otro tal vez? ¿Tardará?
Para el escritor esta es su vida cotidiana.

Yo misma he sufrido tedio, porfía,
desencanto, desamor y pena,
largas noches sin dormir, cual condena
por plasmar en un papel tanta agonía.