miércoles, 12 de diciembre de 2012

domingo, 4 de noviembre de 2012

jueves, 20 de septiembre de 2012

lunes, 3 de septiembre de 2012

CELOS

El recuerdo de mi nombre ya te pesa,
como una losa inmensa de cementerio.
¿Qué será lo que te atraviesa
para que tengas de mí tan mal criterio?


¿Son acaso celos que te medran,
trepando por tu ego,
prendiendo en tu alma como hiedra,
quemando en tus entrañas como fuego?


Es tan grande la pasión que, hacia mi, tú sientes
que solo sientes el dolor de corazón,
y el rechinar de tus dientes.

Amantes

Atraviesa mi corazón de parte a parte,
como una aguda espada, caballero,
el dolor de no poderte decir “te quiero”,
al tenerte tan lejos y no poder tocarte.

Resquebraja ya mi alma, como tierra en sequía,
lagrimas de sangre que recorren las mejillas,
a ritmo de poemas voy añorando en las vigilias
esos tiernos besos que me diste, alma mía.

Dos soledades que se encuentran, sólo dos amantes,
escondimos nuestro amor en el fondo de la muerte,
una historia de amor, tan grande y diferente,
que nunca la hubo, ni la habrá, ni después ni antes.

Buscando un amor


Quisiera enamorarme otra vez,
estar de nuevo ilusionada,
poner mi mundo a tu merced,
sentirme entre tus brazos arropada.

...Mi brisa de primavera,
...mi lucero, abril, temprano,
es lo que siento a tu vera
si tú me coges de la mano.

Quisiera ser gaviota,
para surcar mil mares,
en busca de la isla más remota,
donde quieras que te hallares.

...Mi sol, rayito de calor,
...mi luna, escarcha mañanera,
es lo que siento por ti mi señor
si tu amor yo lo tuviera.

Quisiera ser veloz gacela
para recorrer el mundo entero
en busca de tu amor, aunque me duela
el no hallarte pronto, compañero.


...Vergel en flor,
...fragancia a romero,
para mi será un honor
decir que por ti yo muero.

Nombre de mujer


Tengo una pena, niño,
con nombre de mujer,
tengo una pena, niño,
de la que no me puedo defender.

Una que me sigue, que me amarga,
una sombra que me cubre con maldad,
una que nunca se aletarga,
una pena que se llama... soledad.

Tengo una pena, niño,
con nombre de mujer,
tengo una pena, niño,
una, que no me deja florecer.

Una, que se clava en el alma,
que me arrastra y me porfía,
una que no me da la calma,
una pena que se llama... melancolía.

¿Quién le puso nombre de mujer?
¿Quién te arrullara algún día?
¿Quién te hará florecer?
Soledad... melancolía.

No me mandes flores


A mi muerte, no me mandes flores, niño
no, no me mandes flores,
que no vea yo tu desaliño,
ni en mi tumba tú me llores.

Mi tumba es el aire, es el monte
no me mandes flores,
es el sol, es el mar, es el horizonte,
es la brisa de la mañana, es un mundo de colores,

No me mandes flores, chiquillo,
que por corona tengo lavanda y romero,
por vestido tengo jara y tomillo
y por pedestal tengo un lucero.

Yo vivo en tu boca, en tu pensamiento,
no me mandes flores corazón,
en tus días y tus noches en tu adentro
yo vivo, en tus sueños y en tu sinrazón.

Mándame tu risa,
mándame tu cielo,
mandaré yo mil besos en la brisa
para que te digan cuanto te quiero.

Cuatro letras

Cuatro letras quiero escribirte
recordando lo lejos que estás,
cuatro letras para decirte
que no te puedo olvidar.
Cuatro letras que en promesa diste,
jurando que muy pronto volverás.
Cuatro letras para decirte
que nunca te dejaré de AMAR.

Palabras de amor




Las cosas más bonitas de la vida son a veces las más sencillas.
¿A quién no se le regocija el corazón con una simple margarita?
¿Quién no se siente contento con una simple flor?
A veces solo basta con unas pequeñas palabras
que te hacen sentir que estas viva, esas pequeñas palabras, son las palabras de amor.
Son tan pequeñas esas palabras que cuando las llevas dentro te llenan el corazón, haciéndote creer que te explota el pecho sin poderlas sacar al exterior, te van quemando la garganta haciéndose un nudo de dolor, si henchido tienes el pecho, henchido tienes el corazón.
Suéltalas al aire, que se impregne el viento de palabras de amor, que las lleve lejos, donde se puedan posar en una flor,
para que esta hable por sí sola pequeñas palabras de amor.

martes, 14 de agosto de 2012

Mujer soy...

No soy sombra,
ni tengo luna,
ni soy ola,
ni tengo cuna.

¡Vaya por Dios!

No soy viento,
ni recio monte,
ni tengo aliento,
ni nadie que me lo done.

¡Vaya por Dios!

Soy amiga de la soledad,
vecina de lo incierto,
amante de lo cierto,
enemiga de la necedad.

¡Vaya por Dios!

Soy acequia para el agua,
soy carbón para la fragua,
soy la hebra para el remiendo,
la que enhebra tus sentimientos.

¡Vaya por Dios!

Tengo un pañuelo blanco,
bordado en seda y encaje,
mojado en suspiro y coraje,
en llanto y en sangre empapado.

¡Vaya por Dios!

Tengo el alma derruida,
sin nadie que me la abrace,
al sol puesta extendida,
oxidada, cual viejo miriñaque.

¡Vaya por Dios!

Soy mujer y soy viuda,
soy huérfana de padres,
soy madre, por si lo dudas,
y aún me sobra coraje.

(Y ganas de vivir)

¡Vaya por Dios!

La esperanza.

“Hay una esperanza
que nunca se pierde,
la esperanza verde
de la naciente primavera.

Hay una esperanza
que no termina,
el amor que germina
en cada soledad.

Hay una esperanza
que nunca mueren
la de aquellos que te quieren
y no te pueden olvidar.

Hay una esperanza
que siempre vuelve,
aquella que te envuelve
en recuerdos y añoranzas.

Hay una esperanza
que te quiere y te abraza,
que te mima y te amordaza
con un beso pasional.

Hay una esperanza
que padeces, que se atrasa,
que mata y te abrasa
y que no puedes controlar.

Hay una esperanza...
hay...hay...
¡Ay! digo yo, ¡ay!
¡Ay esperanza que me matas!”

En la granja de mi abuelo.

Las vacas de mi abuelo
se han subido al ciruelo,
un empacho se han cogido
se han tirado por el suelo,
cagaleras han tenido
todo han puesto perdido,
hasta el pelo de mi abuelo.

¡Plas! Una caca por aquí.
¡Plas! Una caca por allá.
¡Plas, plas, racataplás, plas, plas!

Las gallinas de mi abuelo
son flamencas de pañuelo
de mandil y de lunares,
algunas han puesto un huevo
con rayas en espirales,
anda el gallo entre varales
mosqueado y con recelo.

¡Clo, clo! Un huevo por aquí.
¡Clo, clo! Un huevo por allá.
¡Clo, clo, rocococlo, clo, clo!

Las ovejas de mi abuelo
andan todas de bureo,
se han pagado el viaje
recogiendo buen dinero
de la venta del pelaje,
andan beodas, con tatuajes,
arrastradas por el suelo.

¡Bee! Borrachinas por aquí.
¡Bee! Borrachinas por allá.
¡Bee, bee, berrebebe bee bee!

El caballo de mi abuelo
anda todo en desconsuelo
por culpa de una potra
algo loca y en celo,
más sosa que una ostra,
por muy seca y muy tosca
se nos ha vuelto muy lelo.

¡Prrrruuff! Me escondo por aquí.
¡Prrrruuff! Me escondo por allá.
¡Pruff, pruff, purruprufpruf pruff pruff.

Por si no te has enterado
en la granja de mi abuelo
hay vacas y hay ciruelos

¡Plas, plas, racataplás, plas, plas!

Hay gallinas con pañuelos
algunas que ponen huevos
de colores y rayados.

¡Clo, clo, rocococlo, clo, clo!

Hay ovejas muy pendejas
todas ellas esquiladas
pero muy adineradas.

¡Bee, bee, berrebebe bee bee!

Un caballo en desconsuelo
una potra fea en celo
que lo ha vuelto más lelo.

¡Pruff, pruff, purruprufpruf pruff pruff.

y si no te has enterado
de mi copla y escrito,
te lo canto y repito.

¡Plas, plas, racataplás, plas, plas!
¡Clo, clo, rocococlo, clo, clo!
¡Bee, bee, berrebebe bee bee!
¡Pruff, pruff, purruprufpruf pruff pruff

"¡Achús! " Me resfríe.

Que va y que viene
la ola se va
que va y que viene
que volverá.

A la una en la barca
el canasto monté
a las dos voy de pesca
a las tres lo llené.

Que una, que dos, y que tres.

El cielo se nubla
hoy lloverá
agüita al campo
bien le vendrá.

A la una me llueve
ya me mojé
a las dos ya me calo
a las tres me empapé.

Que una, que dos, y que tres.

Mi padre al molino
llevó ayer
harina de trigo
para moler.

A la una el almuerzo
con pan y puré
a las dos con besugo
a las tres con café.

Que una, que dos, y que tres.

“Achús” ¡Qué catarro ya me pillé!
“Achús” ¡Qué malita, me resfrié!

A la una el ungüento
mi madre me dio
a las dos con masaje
a las tres me durmió.

Que una, que dos, y que tres.

¡Achús ! ¡Qué mal!¡Achús! ¡Qué bien!
¡Achús! ¡En la cama un mes me quedé!

Martín, Martín

Martín se llama mi tío,
mi padre también Martín,
Martín se llama mi abuelo
en mi casa todos Martín.

Martín es mi apellido
el segundo igual, Martín,
Martín de Yeltes el pueblo,
y el regato también Martín.

Martín se llama el galgo
de mi tío-abuelo Martín,
Martín es el loro rojo
y repite Martín Martín.

Martín es el panadero
su coche Aston Martín
Martín cuece perronillas,
hornazos cuece Martín.

¿Y cómo se lo pagamos?
Martín, Martín, Martín, Martín.

Don Camilo y Don Fermín

En casa de don Camilo-lo
sin ventanas ni cristales-les
se le cuelan los mosquitos-tos
las moscas y los violeros-ros
planeando por el aire-re,
a pesar de espantarlos-los
con el viejo matamoscas-cas
que le regaló su abuelo-lo.
Sentado en la mecedora-ra
se han posado en su crisma-ma
le pican la cocorota-ta
ahora tiene que ponerse-se
en la calva dos sombreros-ros.

Camilo rasca que te rasca,
rasca que te rasca rascarás,
rasca que rasca que te rasca,
rasca que tu calva crecerá.

A la cueva de los osos-sos
se metió el tío Fermín-min
por la miel de las abejas-jas
que esconden todas allí-lli.
Con escalera de cuerda-da
de los años catapún chin-chin
mientras baja despacito-to
se le parte por el medio-dio
contra el suelo se ha pegado-do
del estrepitoso ruido-do
la familia ha despertado-do
viéndolo despachurrado-do
se han reído del Fermín-min.

Fermín levanta que te pillan
corre que te corre correrás
corre que corre que te corre
corre, corre, que te pillarán.

Don Camilo y don Fermín-min
juntos salen de paseo-o
por la carretera vieja-ja
uno lleva dos sombreros-ros
el otro la pata tiesa-sa
cabestrillo y cojera-ra.
Dando tumbos caminando-do
van cantando agarrados-dos
sus penas y sus batallas-llas
al compás del aguardiente-te
con repique de botellas-llas
que llevan en ambas manos-nos.
Al aroma de lo dulce-ce
y sonido de cristales-les
las abejas avivaron-ron
don Camilo y don Fermín-min
corren ya que se las pelan-lan
por la carretera abajo-jo
un charco han divisado-do
de cabeza se han metido-do
en la mierda de marranos-nos

Don Camilo y don Fermín
corren corren descosidos
por mucho que han corrido
van picados y dolidos.




















Un caballero hidalgo

Un caballero hidalgo
me vino a comprar el vino
la bota se le rompió
a lo luengo del camino.

Un caballero hidalgo
me vino a comprar el vino
el cántaro se le agrietó
a la altura del molino.

Un caballero hidalgo
me vino a comprar el vino
por el cordel se perdió
montado en un pollino.

Un caballero hidalgo
me vino a comprar el vino
le han sisado la alforja
los cacos se lo han bebido.

Un caballero hidalgo
me vino a comprar el vino
con las cántaras de lata
el vino se le ha podrido.

Un caballero hidalgo
harto de tirar el vino
chato viene, chato va,
diez litros se ha metido.


¡Pobre bota,
pobre vino!

¡Pobre cántaro,
en el molino!

¡Pobre cordél,
pobre pollino!

¡Pobre alforja,
que ha perdido!

¡Pobre cántara,
que agrió el vino!

¡Pobre hidalgo,
harto de vino!

¡Chica meada
que le ha salido!

domingo, 12 de agosto de 2012

Se nos fue el amor.

Si en esta inusitada vida
dicen que todo tiene remedio…
¿por qué he de sufrir tanto tedio
en este dolor sin medida?

Ignoro el motivo de tu huida
ni el por qué de tu asedio,
tampoco sé ponerle remedio
para dejar de sentirme abatida.

Fuiste tú tal vez quien erró…
o fui tal vez yo quien pecó…
Tal vez ambos pusimos el lazo.

De portazo el amor se nos cerró,
y el olvido su candado echó
dejando un adiós sin abrazo.



¡Se me parte el alma olvidarte Salamanca mía!

Ya no recuerdo esas nevadas,
se me olvidaron esos fríos,
de escarchas que cubren los ríos,
de techos con estalactitas congeladas.

Ya no recuerdo mi campo charro,
ni su olor a leña quemada,
ni su olor a matanza colgada,
ni el acento salmantino tan bizarro.

¡Y se me parte el alma
no recordarte, Salamanca mía!

Ya no recuerdo sus perrunillas,
ni sus farinatos con huevos fritos,
ni su hornazo, ni sus ratitos
alrededor de la candela en sillas.

¡Y se me parte el alma
olvidarte, Salamanca mía!





Anoche soñé contigo

Anoche soñé contigo,
otra vez, amor mío,
una paz envolvió todo mi ser,
no tengo armonía más grande
ni más furiosamente deseada
que el saberte a mi lado,
no encuentro sabor más dulce
y bien lo sé y así lo digo,
que tu boca besando la mía,
no tengo gozo más puro que
tu cuerpo envolviendo el mío,
ni aroma más delicado y excelso
que el de los dos cuerpo unidos
en el momento de ser amados.
Anoche soñé contigo,
otra vez, amor mío,
no lo puedo evitar,
vi tus ojos mirando los míos,
y fue plena mi dicha,
pude sentir tus manos acariciando las mías
y el corazón se me alborozó,
noté como te ceñías a mi cuerpo,
y lloré, no lo pude remediar.
Anoche soñé contigo,
otra vez, amor mío,
el sueño me acompañó durante horas,
me dio la madrugada sonriendo,
era feliz, la tarde me encontró aún extasiada,
y volverá la noche a oscurecer mi hogar
y volverás a ser mío.
Tanto te quiero, amor mío, tanto...
que no me atrevo ni a decírtelo,
temo advertir algún gesto de extrañeza en ti
al expresarte que te amo, que sueño contigo,
eso sería nefasto y mi final,
por ello sello mis labios en solemne secreto,
por si te perdiera no te lo digo.
Anoche soñé contigo,
otra vez, cariño mío,
y fui feliz durante unas horas.

El sueño de la caracola


Atardecer Londinense


Dibujo de morenas


Amante mío.

De mis ojos brota el mensaje de tu partida,
el desanimo lo escondo, en vano, en mi alma rota,
pretendo disimular tan pronta y brusca despedida
que en la cordura mis suspiros se alborotan.

Los elementos cotidianos me parecen tan banales...
tan insulsos, tan mortales sin tenerte a mi lado...
que ni en perfumes o vestidos me deleito, nimiedades
sin el calor de tus besos o la caricia de tu mano.

No me quejo, no, amante mío, por tu partida,
más bien me siento eternamente agradecida
en saber que, en algo, me has querido.

El vacío inmenso, que al corazón me aqueja,
pugna con el placer y gratitud que se refleja
en mí, amor mío, por haberte conocido.

La figura invariable de mi espejo.

Desde mis recuerdos constantes
libero a diario, frente a mí, tu imagen,
me niego a ubicarte en un espacio concreto,
tal vez por miedo a compartirte con extraños,
no te imagino en un saliente de una cala,
ni en una silla de un restaurante,
tampoco en alguna vía transitada,
ni siquiera te vislumbro entre en los retratos
que cuelgan de mis paredes o los cercanos a mi lecho.
Me niego a desprenderme de la nostalgia,
de la individualidad de mis memorias,
posiblemente por temor a sentirte lejos,
distraído con algún sonido, con alguna cosa.
Tú eres mi aire y mi envoltura,
eres mi universo y mi sendero
eres mi sombra y mi locura
eres mi mundo entero
la figura invariable de mi espejo.
Tan sólo he soñado contigo
una y mil veces y otras mil más,
sin nombre, sin atavíos ni ambages.
Me regodeo con el tacto tímido de tus manos
perdidas debajo de mi suéter, a la altura de la falda,
acariciando mi espalda como quien lee en braille
con las yemas de los dedos.
Nos hemos mirado a los ojos.
Nos hemos examinado frente a frente,
bebiendo de las fuentes del paladar,
cada susurro, cada gemido, cada suspirar,
bóvedas húmedas exploradoras ávidas de rincones,
cada espacio del alma es indagado
como laberinto sin salida.
Una eternidad en unos segundos
como perdidos en el interior de ambos seres,
queriendo anidar el uno en el otro
por siempre y para siempre jamás.
Tan sólo el sonido cercano de la respiración
y el vibrar de los latidos del pecho
nos ha devuelto a la dura realidad,
la de que uno más uno siguen siendo dos.
Yo estoy aquí o allá, tal vez en otro lado,
pero tú estás en mi mano, en mi mente,
impregnando mi piel, en mi interior,
por siempre y para siempre jamás.
Tú eres mi aire y mi envoltura,
eres mi universo y mi sendero,
eres mi sombra y mi locura,
eres mi mundo entero,
la figura invariable de mi espejo.
Eres mi secreto, el ser amado
que habita en mi imaginación.

Cuando se cierren mis ojos.



Viene la hora suprema en su miseria
silenciosa, laboriosa, diestra en su arte,
vendrá veterana y certera, más pronto que tarde
retornará hallándome rendida y muy seria.

No vendrá sola siendo amiga de la somnolencia,
del dolor ingrato, la necedad y la mentira;
miserables acompañantes que diezmaron bajo su ira
tu nombre, amor mío, con total indiferencia.

Me despido de mis seres queridos, del río,
del campo, de la mar, dolor y gozo, calor y frío,
subyugada reposaré a donde al óbito me enfrente.

Cuando se cierren mis ojos, bajo el sudario,
se habrá trazado mi dispuesto itinerario.
Adiós, si no resucito, de lograrlo... desearía verte.

domingo, 29 de julio de 2012

SOY FLEXIBLE Y TIERNA HIEDRA


Soy flexible y tierna hiedra,

a tu roca fijamente adherida,

soy frágil, persistente y atrevida,

abrazada en mutualismo a tu piedra.


¡Enredada en ti!


Voy trepando serena y firme

ceñida a ti a dentelladas,

voy cimbrando, enredada

a tus muros. ¡Difícil resistirme!


Tú, tan inmóvil e impasible,

arrogante, altanero y engreído,

desdeñas que te tenga protegido

del sol candente o del frío irresistible.


¡Me adentro en ti y trepo!


No soy yo quien con aguacero

se desmorona por momentos,

no soy yo, ni por sol, ni por vientos

que decrezco, aún así te quiero.


No soy comestible, aunque sí sanadora,

tengo flor de extenso colorido,

no trino ni canto, ni hago ruido,

aún así me tengo por serena seductora.


¡Abrazada a ti muero!


Vivo en ti arraigada, y por ti,

en simbiosis casta y pura,

desde la misma raíz hasta la altura,

yo sin ti muero, tú sucumbes sin mí.


No hay estructura inexpugnable,

ni imperturbablemente eterna,

ni castillo, ni pirámide o caverna

que ante inclemencias sea invulnerable.


¡En lo más hondo vivo en ti!


Por todo ello, amor mío, enamorada

voy, esmeralda silenciosa a tus lienzos,

adornando sin alardeos ni espavientos

fortaleciendo tu quebradiza fachada.


¡Muero en ti, asida a ti!



SONIDOS DEL RECUERDO

Apegada a tu cortejo y a mis recuerdos vivo,

cosechas que me regalé, y tú me diste,

turbación virtual, principio y motivo

de una creación, que aún existe.


Tú no eres tú, eres solo mío,

y yo ya no soy yo, de ti colmada,

éramos errantes vagabundos, y a la vez nada,

hoy dos mundos, dos afluentes de un mismo río.


Arremetiste a mi alma en discreta armonía

casi sin pensarlo, como sonido acompasado,

paulatino, velado, y a la vez bullicioso y agitado.


Y dejándome mecer por tan arcana melodía,

en mansedumbre o rebeldía, voy virando

a tus brazos, tan lejos de mi, tan a mi lado.



Se nos fue el amor

Si en esta inusitada vida

dicen que todo tiene remedio…

¿por qué sufrir tanto tedio

en este dolor sin medida?


Ignoro el motivo de tu huida

ni el por qué de tu asedio,

tampoco sé ponerle remedio

para dejar de sentirme abatida.


Fuiste tú tal vez quien erró…

o fui tal vez yo quien pecó…

Tal vez ambos pusimos el lazo.


De portazo el amor se nos cerró,

y el olvido su candado echó

dejando un adiós sin abrazo.