domingo, 12 de agosto de 2012

Cuando se cierren mis ojos.



Viene la hora suprema en su miseria
silenciosa, laboriosa, diestra en su arte,
vendrá veterana y certera, más pronto que tarde
retornará hallándome rendida y muy seria.

No vendrá sola siendo amiga de la somnolencia,
del dolor ingrato, la necedad y la mentira;
miserables acompañantes que diezmaron bajo su ira
tu nombre, amor mío, con total indiferencia.

Me despido de mis seres queridos, del río,
del campo, de la mar, dolor y gozo, calor y frío,
subyugada reposaré a donde al óbito me enfrente.

Cuando se cierren mis ojos, bajo el sudario,
se habrá trazado mi dispuesto itinerario.
Adiós, si no resucito, de lograrlo... desearía verte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario