miércoles, 23 de abril de 2014

Fatídico día.

Este comentario lo puse para el barco-hotel de Gibraltar, el Sunborn, donde pedían poner algo vergonzoso que nos haya pasado, yo prefiero tildarlo de "fatídico" así queda más suave:

Mi momento vergonzoso fue un fatídico día que una de mis hijas me hicieron unos encargos, eso de:
- Ya que vas al dentista te pasas por el médico… el banco… la tienda de móviles… que yo no tengo tiempo…

- ¡Hijos! ¡Ya saben! Como si una fuese Superman y lograse hacerlo todo volando. ¡Toda la mañana se me llevó y parte del medio día!
Empecé por ir al centro de salud, que era lo que me quedaba a mano, así todo lo haría por orden… eso pensaba yo, (ilusa…) pero claro la cola hasta llegar al mostrador era larguísima, como siempre, y para colmo llevaba un dolor de muela que no era agradable esperar, cuando me tocó a mí la vez me faltaba un papel de empadronamiento para poder arreglar el asunto, así es que bajé hasta el ayuntamiento que no veáis lo modernos que se han puesto.... Han puesto una máquina automática para sacar los números, eso es lo malo que te pilla desprevenida y te lanza el numerito por la ranura a una velocidad de relámpago ¡Shiunnnn! Y claro termina en el suelo.
Después del número tienes que pulsar qué papel quieres pedir, y pagar el importe, hasta ahí todo bien mientras metes las monedas, que eso es otra, el cambio, pero bueno, más que menos tienes cambio, lo malo es el recibo de las narices que ya lo esperas con las dos manos preparada y ahora te sale volando haciendo el avioncito, ¡ZAS, ZAS, ZAS! Por más manotazos que das al aire tienes que ir a recogerlo al suelo.
En fin, una cosa resuelta, ahora al centro de salud.
De vuelta al centro de salud y cuesta arriba, y rogando que no haya cola...
Pues no, que la cola es doble, y encima el pasillo es estrecho, y para más inri te estornudan en la nuca. ¡Señorrrrrr! ¡Paciencia!
En fin, otra cosa resuelta, ahora a lo del teléfono, y la muela dando la lata….
Una vez terminado el primer encargo voy a por el segundo, la tienda de telefonía móvil.
¡Otra cola! ¡Aguántate!
Ya que me queda una señora nada más respiro aliviada, pero no, esta se entretiene en preguntar todas las características de todos los aparatos posibles, Wifi, 3G, bluetooth, todas las opciones de fusiones y prepagos y contratos, y todos los colores…
¡Y más! Ya que parecía terminar va y dice la buena mujer que a ver si viene su marido y se lo explica a él y que decida cuál quiere, ahí me tienes rogando que el marido no aparezca y mirando de reojo, a ver si me puedo adelantar y terminar con lo mío. Menos mal que el marido no apareció y yo acabé pronto.
¡Otra cosa hecha!
Me faltaba el banco, y me caía de paso, menos mal.
¡Oigan, en mi vida he visto un banco igual! Lo primero es que la puerta estaba cerrada, lo que me faltaba, mal empezamos –me dije yo-
Me puse a llamar a golpecitos en el cristal, para que abran desde dentro, que no abría la puerta, ni empujando… ni tirando… ni corredera… atrás, adelante, a ver si el sensor… ¡Nada! Acabé dando voces a los de adentro para que me abran y los de adentro indicándome que a mi izquierda, a mi izquierda.
Le di la vuelta al edificio y no vi a la izquierda la puerta de entrada, volví a pegar golpecitos al cristal y nada que ni caso, y ahí me tienen dando voces que me abran la puerta, oigan.... ¡Complejo de picapiedra me estaba entrando!
- Señooora, el tiiimbre, de entraaada, a su izquieeerda. (Me dice un gracioso que pasaba por allí)
Era el timbre para entrar, tenía razón, pulsas, esperas y oyes un ¡meeekkkk! ¡Ya está! ¡Abierto! Pues para salir lo mismo. ¡Con lo fácil que es dejar la puerta abierta....!
¡Ya que tenía todos los encargos! ¡Bien! Sólo me faltaba mi dentista.
Por fin una anestesia… se me quita el dolor…me apaña la muela… y para casita. ¡JA! Nada más poner el pie en el rellano de mármol me percaté que le habían dado demasiado brillo. ¿A quién se le ocurre poner cera de brillo al mármol?
Di tal resbalón contra la puerta que esta vez no hizo falta ni llamar al timbre, me abrieron a la primera. Sonó el ¡meekk! que te abre automático…Toca empujar… nada que no, que no va empujando, menos mal que me dio por tirar, ¡efectivamente! Se abre hacia la calle ¡Qué cosas! ¡En fin! Cada cual pone la puerta como guste. Bueno pues me sacó una muela.... Me dejó sin dinero, y con la cara inflada que parecía que me estaba comiendo una naranja entera, siete anestesias... ¡Qué bruto!
Bueno pues recordando pisar con cuidado en el mármol intento salir... La puerta que no abre… me dicen que le dé al botón para salir. ¿Qué botón? ¿Otra vez?
Lo único que hice fue encender todas las luces y apagarlas unas pocas de veces, aquello parecía una feria, hasta que salió una enfermera con mascarilla y le dio a un botón que estaba lejano, y se abrió, por fin, ella se creería que no la vi riéndose pero la mascarilla se le movía de tal forma que le tapaba hasta los ojos, se tronchaba la mujer. En fin....Llegué a mi casa sin dinero, sin fuerzas, sin muela y para acostarme de nuevo. ¡Qué día señor, qué día!