viernes, 25 de septiembre de 2015

BERENGUELA, LA MANUELA Y EL JILGUERO.



La señora Berenguela
se pasea con sombrero,
a su lado va Manuela
una gata con pañuelo.

Van camino de la escuela
en busca de su jilguero,
Valentín con castañuelas
con fajín y con vaqueros.

Se sientan en la plazuela,
la merienda lo primero,
saca pan y mortadela,
y un zumito de pomelo.

-Buenas tardes Berenguela,
dice Paco Cañamero.
-Buenas tenga usted Manuela,
dice Curro a boleo.

Guadalupe la tahonera:
-Vaya usted con Dios, jilguero.
-Con Dios vaya panadera.
-Dios le guarde caballero.

La campana campanera
repicando, y el jilguero
de roquero y castañuela
marca un paso de torero.

MariJose peluquera,
Tito, Toño y Arturo
en medio de la plazuela
se tiran al bailoteo.

Ya se arranca Berenguela
arrojando su sombrero,
remangando la entretela
que le cuelga del trasero.

Al compás de la Manuela
al fandango y al bolero
a campana y castañuela
se ha montado el cachondeo.

Taconea Josefina,
a las palmas Atilano
y Mari Luz de Esperanza,
y a la caja el Jorreto.

Al jolgorio en la plazuela
se presenta el pregonero,
el alcalde con su abuela,
y Juan Bimbas el Juanero.

-¿Pero qué jolgorio suena?
Ni dormir la siesta puedo.
¡Todo el mundo a la era,
desde el último al primero!

Llega la vieja enfermera,
la matrona y camillero,
un guardia con escopeta,
hasta Abilio el camarero.

-¿Pero qué clase de fiesta
se ha montado todo pueblo?
Interroga la alcaldesa,
que no ha ido al peluquero.

Con el miedo a la escopeta
ha salido el jilguero,
se ha puesto en medio la plaza
a poner paz en el pueblo.

-Con perdón a que me meta,
quiero hablar y le desvelo
que esto era una sorpresa
que montamos en secreto.

Preparamos una fiesta
para el treinta de febrero,
en honor a la alcaldesa,
y al alcalde el primero.

Con orgullo y retreta,
y con miedo en el cuerpo,
se burló de la alcaldía,
evitando el arresto.

Y se fueron a su casa
contentos pero corriendo,
el jilguero y la Manuela
Berenguela y el pueblo.

Ahora tiene que pensarla,
una fiesta “pa” febrero,
o se carga una multa
por juerguista y por gamberro.

Por si no se dieron cuenta
el treinta cae bisiesto
cuatro años que le falta
en librarse del encierro.

¿Entre tanto quien se acuerda
de ese dicho del jilguero?
¿No será que la alcaldesa
y el alcalde ya se fueron?

Votarán otra remesa
que organice a este pueblo,
nuevo alcalde y alcaldesa,
y esto queda “pal” recuerdo.

Si quieren montar la danza,
se tienen que ir al huerto
de tía Fore o Tere Tapia,
o si no al de Loreto.

Que no deben en la plaza,
reunido el concejo,
meter ruido, meter danza,
ha dicho el ayuntamiento.

-Ante esto Berenguela,
(dice al señor jilguero)
y repite a Manuela:
Apañaos van los Fuenteños.

Que los corpus ya se encajan,
ni moritos hemos hecho,
perronillas son escasas
y el maimón se queda seco.

De aguardiente toman copa,
toman dos de anís del seco,
del que guarda toda casa
para celebrar festejo.

Y en eso canta Manuela
recortando el limonero:
"Que los corpus ya se encajan
y andan locos los Fuenteños".

A ver si este año dejan
que los toros sean fieros,
que la Fuente ya se queja
que le sueltan los corderos.

Entre baile y zarandaja
así anda todo el pueblo
mientras le montan la plaza.
¡Apañaos van los Fuenteños!