lunes, 26 de octubre de 2015

Carta a ninguna parte.

Si alguna vez estuvieses perdido
en la senda oscura de la vida,
recuerda que mi alma aun encendida
te está mostrando el camino.

Aún te espero, y no te olvido,
la casa que dejaste vacía
entristeció ante la cruel partida,
fuiste deshonesto, funesto, intempestivo.

No te odio, no es mi motivo.
Tampoco ser distante es cosa mía,
ni soy fría, ni te tengo antipatía,
ni hacerte daño es mi objetivo.

Aunque no vuelvas, ni hayas sufrido,
ni me recuerdes, aún eres mi vida,
aunque sea yo la única herida
te escribo para que vuelvas, amor querido.

Sé que surgirá un nuevo amor conmigo,
quizás sea un amor a primera vista,
lo aceptaré de forma altruista,
quizás sea un antiguo conocido.

No me quejo de tu olvido repentino,
me duele esta esperanza mía elegida,
ante tu inclinación tan anodina…
horizonte lejano… paulatino…

Escribo esta carta a ninguna parte, al olvido,
a ningún lugar, al viento, al horizonte, a la vida,
yo cumplí mi parte, y eso a mí me convalida,
escribo a un amor querido, amor vivido.

Si a mi puerta llama el cariño, afecto vivo,
renovando la esperanza perdida,
volverá a nacer en mí, sin medida,
un nuevo amor, siendo bien avenido.

jueves, 1 de octubre de 2015