domingo, 29 de julio de 2012

SOY FLEXIBLE Y TIERNA HIEDRA


Soy flexible y tierna hiedra,

a tu roca fijamente adherida,

soy frágil, persistente y atrevida,

abrazada en mutualismo a tu piedra.


¡Enredada en ti!


Voy trepando serena y firme

ceñida a ti a dentelladas,

voy cimbrando, enredada

a tus muros. ¡Difícil resistirme!


Tú, tan inmóvil e impasible,

arrogante, altanero y engreído,

desdeñas que te tenga protegido

del sol candente o del frío irresistible.


¡Me adentro en ti y trepo!


No soy yo quien con aguacero

se desmorona por momentos,

no soy yo, ni por sol, ni por vientos

que decrezco, aún así te quiero.


No soy comestible, aunque sí sanadora,

tengo flor de extenso colorido,

no trino ni canto, ni hago ruido,

aún así me tengo por serena seductora.


¡Abrazada a ti muero!


Vivo en ti arraigada, y por ti,

en simbiosis casta y pura,

desde la misma raíz hasta la altura,

yo sin ti muero, tú sucumbes sin mí.


No hay estructura inexpugnable,

ni imperturbablemente eterna,

ni castillo, ni pirámide o caverna

que ante inclemencias sea invulnerable.


¡En lo más hondo vivo en ti!


Por todo ello, amor mío, enamorada

voy, esmeralda silenciosa a tus lienzos,

adornando sin alardeos ni espavientos

fortaleciendo tu quebradiza fachada.


¡Muero en ti, asida a ti!



SONIDOS DEL RECUERDO

Apegada a tu cortejo y a mis recuerdos vivo,

cosechas que me regalé, y tú me diste,

turbación virtual, principio y motivo

de una creación, que aún existe.


Tú no eres tú, eres solo mío,

y yo ya no soy yo, de ti colmada,

éramos errantes vagabundos, y a la vez nada,

hoy dos mundos, dos afluentes de un mismo río.


Arremetiste a mi alma en discreta armonía

casi sin pensarlo, como sonido acompasado,

paulatino, velado, y a la vez bullicioso y agitado.


Y dejándome mecer por tan arcana melodía,

en mansedumbre o rebeldía, voy virando

a tus brazos, tan lejos de mi, tan a mi lado.



Se nos fue el amor

Si en esta inusitada vida

dicen que todo tiene remedio…

¿por qué sufrir tanto tedio

en este dolor sin medida?


Ignoro el motivo de tu huida

ni el por qué de tu asedio,

tampoco sé ponerle remedio

para dejar de sentirme abatida.


Fuiste tú tal vez quien erró…

o fui tal vez yo quien pecó…

Tal vez ambos pusimos el lazo.


De portazo el amor se nos cerró,

y el olvido su candado echó

dejando un adiós sin abrazo.