domingo, 12 de agosto de 2012

Amante mío.

De mis ojos brota el mensaje de tu partida,
el desanimo lo escondo, en vano, en mi alma rota,
pretendo disimular tan pronta y brusca despedida
que en la cordura mis suspiros se alborotan.

Los elementos cotidianos me parecen tan banales...
tan insulsos, tan mortales sin tenerte a mi lado...
que ni en perfumes o vestidos me deleito, nimiedades
sin el calor de tus besos o la caricia de tu mano.

No me quejo, no, amante mío, por tu partida,
más bien me siento eternamente agradecida
en saber que, en algo, me has querido.

El vacío inmenso, que al corazón me aqueja,
pugna con el placer y gratitud que se refleja
en mí, amor mío, por haberte conocido.

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