martes, 2 de febrero de 2010

ENVIDIOSA DE TU SER


Envidio del río sus aguas
caprichosas enaguas
que ciñen todo tu ser.

Envidio al sol de atardecer,
brasa ardiente, que en placer
osa abrigar tu cuerpo.

Envidio al aire y a la brisa
que se cuela en tu sonrisa
en tu pecho y en tu piel.

Envidio las colinas y las lomas
que perfuman de aromas
a madera cada rizo de tus cabellos.

Envidio de la quimera que persigo
el duende de soñar contigo
y descansar en tu regazo.

Envidio de la sombra tu pisada
sombra cruel enamorada
que tu paso no abandona.

Envidio la flor arrancada
por tus dedos, instalada
en el ojal de tu pecho.

Envidio del ruiseñor su trino,
que robó el muy ladino
tu suspiro y tu atención.

Envidio a estrellas y luceros
que atesoran tus deseos
sin dejarlos escapar.

Envidio los secretos de tu alcoba
de la sábana que me roba
el poderte acariciar.

Envidio, del armario, su espejo,
que guarda bajo llave tu reflejo
con total impunidad.

Envidio de mi mente y mi pecho
el suave nido, dulce lecho,
que procesa para retenerte.

Envidio el capricho de mi ser
el fuerte amor y padecer
de no esconderte en mis entrañas.

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