lunes, 23 de noviembre de 2015

COSAS QUE PASAN...

Tengo que decirles que algunas personas parecen imanes para los “raritos”, por no insultar.
Se vino de vacaciones a España, mi amiga, (llamémosla “mi amiga”, por aquello de la vergüenza ajena) a la costa del sol, concretamente a San Pedro de Alcántara (Marbella), que es donde yo vivo, no es que sea rica mi amiga, no, es que es aquí donde nació, cosas que nos pasan a los que emigramos, que en cuanto hay crisis en la zona, nos mandan a trabajar aunque sea al polo norte, y claro si vienes de vacaciones aunque sea invierno pues te vas a tomar el sol a la playa, y ya supondrán que los que han emigrado a otros países, y fríos encima, están fritos por rebozarse en cremas y tirarse en la arena y que el sol les dé por todas partes.
A lo que íbamos, se vino desde el extranjero a pasar unos días, y a ver a la familia, y a tomar el sol un poco, o sea a relajarse, habíamos quedado para comer juntas mi amiga y yo en un chiringuito y hablar de las cosas de la vida… de la familia… etc… Mientras yo trabajaba ella se decidió a bajar a la playa un rato antes, a eso de las 11 de la mañana, a ponerse con un poco de color, aunque sea rojo cangrejo cocido.
Hasta ahí bien, pues atraviesa el pueblo con los atavíos típicos de playa, vestidito playero, bikini, sandalias, toalla enrollada dentro de una bolsita playera, gafas de sol, total una guiri blancuzca y rubia.
No hace más que bajar camino a la playa… un hombre, (si se puede llamar hombre, por las pintas ni se sabe qué cosa era, en fin allá cada uno con sus pintas), el caso es que la va siguiendo… a la altura del parque de los niños la adelanta… se le queda mirando… le dice lo típico: “Jelou, jaguar yu” ahí es donde empieza el mosqueo de mi amiga que sospecha que la cosa no augura nada bueno, lo que le dijo fue “hola, como estás” pero en plan espanglis andaluzado, intentando aparentar que puede hablar inglés con ella, el “hombre” se para unos metros más adelante frente a ella… (Imagínese la escena, mallita corta apretada y blanca y camiseta pegada verde lechuga, me refiero al atuendo del menda) total que se sube la camiseta con una mano… se baja las mallitas con la otra a la altura de los muslos y deja sus atributos al aire. ¡Toma ya! (Ahí es nada, tan campante, como el que se para a pedir la hora)
No vayan a pensar que mi amiga se inmutó, que de tontos ya unos pocos se le han acercado, saca de su bolsa playera el móvil con toda tranquilidad… me hace una llamada… y me pregunta que qué hacer con tal individuo.
-Hija pues yo no estoy para correr, llama a la policía que llegaran más pronto, -yo por si el menda la ataca o algo parecido-. Les recuerdo que la amiga ya pasa los 30 años, es de día, o sea que se podrá defender gritando, digo yo.
Hace otra llamada… y cuelga, el tipo que no se ha tapado los atributos espera a ver qué reacción hace la mujer, y esta con toda tranquilidad le dice: Ya puedes vestirte y salir corriendo que acabo de llamar a la policía, y la oficina de los municipales está a la vista (apuntando calle arriba).
El “hombrecillo” le pide disculpas y le dice: Perdona, pensaba que eras extranjera, no quería asustarte, es que yo hago esto de vez en cuando, pero que ya me voy.
Y va retirándose lentamente, como el que le da tiempo a volver por si es una trola, la verdad es que los policías no aparecen por ningún lado, el hombre hace otro intento por acercarse, y toma de nuevo el móvil mi amiga y llama: ¡Oigan, que tengo al individuo siguiéndome con sus mandangas colgando! ¿Van a venir o no?
Respuesta del poli:
-Pero vamos a ver… ¿usted a dónde está?
-¡En el camino de la playa! ¡Ya he pasado el parque de los niños! ¡Esto es intolerable, en Inglaterra esto es un tema serio! ¿Van a venir o no?
- Vale… ya vamos.
Siguen caminando como si nada mi amiga, el tipo la sigue y ella vuelve a repetirle que ya están de camino y cerca.
Ahí es donde el tipo se inquieta y monta en su coche 4x4, se deja el portamaletas abierto y sale como alma que lleva el diablo.
Dirán que todo termina ahí, pues no, que aparecieron dos policías en moto, mi amiga que los ve llegar los llama haciendo señas, se bajan de la moto diciendo: “Gusmonin” (buenos días en ispanglis andaluzado también).
A lo que ella contesta, haciendo mueca negativa con la cabeza: Me pueden hablar en español, soy del pueblo.
- Vamos a ver señorita…. ¿Es usted la que ha llamado?
- Pues sí señor, ya era hora.
- ¿Dónde está el hombre que dice?
- ¡Ya se ha marchado, evidentemente!
- ¿Le ha hecho algo el hombre?
- ¡A mí no!
- Pues asunto resuelto.
Ahí es donde le hierve la sangre al ver tal pasividad.
- ¡Pero como que ya está! ¡Que estamos hablando de un exhibicionista! ¡Y encima en un parque público para niños! ¿No van a hacer nada? ¡Esto en Inglaterra tiene cárcel!
- Vale señorita, tranquilícese que no ha pasado nada, a ver dónde anda el hombre, como va vestido
-¡Ya se marchó, va vestido con una camiseta verde lechuga ajustada y unas mallas cortas blancas pegadas!
- A ver camiseta blanca… pantalón verde…
-¿Usted me está escuchando señor? ¡Una camiseta verde…verde… y unas mallas blancas ajustadas!
- Pero ya se fue, ¿no? De todas formas tomo nota, apropósito, ¿va usted a tomar el sol señorita? ¿por dónde se va a poner? ¿por aquí o por allí? (apuntando para la playa)
Eso ya la remató, miró al poli de arriba abajo y se dio la media vuelta sin abrir la boca, por respeto al uniforme.
Total se baja a la arena mi amiga, extiende la toalla para tumbarse, se pone los auriculares para relajarse y olvidar el incidente, y se dispone a descansar.
Hay poca gente en la playa, es día de diario, y si le sumamos que aún no es temporada de baño pues eso, que poca gente, algún jubilado que otro paseando.
Lo dicho, a lo lejos aparece un jubilado, a paso lento, con dificultad para andar sobre la arena, se encamina recto por la orilla y se va en dirección a mi amiga. (Esta que aún le dura el mosqueo lo mira de reojo por las gafas de sol y sin levantar cabeza).
El jubilado tambaleando ya se acerca…Parece que va a pedir algo… Se pone a la altura de ella y no tiene otra cosa que hacer que despelotarse el viejo.

- ¡La madre que los parió! ¡Serán guarros! ¡Aquí no puede una ni estar tranquila! ¡Váyase a la mierda!

No le quedó más remedio que recoger los bártulos y subirse para casa a toda prisa, porque a la policía no volvía a llamar, no.
Si es que hay días que una ni puede salir de casa, parece que los primeros rayitos de sol les afecta a algunos como el agua a los caracoles, que en cuanto caen tres gotas se llenan los parques y salen todos a remojarse con los cuernos al aire (hablo de los caracoles).
En fin, cosas que nos pasan a las mujeres.

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