martes, 17 de noviembre de 2015

El accidente de Mari Pili

El accidente de Mari Pili

Aunque parezca mentira a veces la realidad supera la ficción, este es el caso verídico, de verdad, del accidente de Mari Pili. (No hay sangre, por si lo han pensado).
Mari Pili es una española afincada en Inglaterra, después de muchos años allí se decidió a sacarse el carnet de conducir, una locura, sí, porque en Reading las carreteras no son autovías, más bien entran todas en poblaciones y eso es un matadero a las horas punta y a cualquier hora, mariquita el último.
Ella que no es muy ducha en esto de conducir pues la verdad se atacó de los nervios, pero se lo pudo sacar bien sin dificultad, oigan no cogió el libro de estudio sino hasta la noche anterior.
Yo decía para mí, esta no aprueba, pero me confundí, aprobó el teórico a la primera.
El práctico ya le costó, le tocó una señora mayor de maestra y era algo gritona, no le fue bien, los nervios se le dispararon al doble, menos mal que la cambiaron a un señor “de talla grande” no es por insultar, es que yo también soy de talla grande y eso de “gordito” me parece un poco ridículo.
Pues a lo que íbamos, menos mal que los de talla grande somos muy tranquilos, eso la animó a conducir mejor, recordemos que en Inglaterra conducen por la izquierda, y luego dicen que los españoles conducimos al revés. ¿…? En fin dejemos el tema……
Pues después de dos intentos aprobó sin problema, lo malo es que no compró coche hasta mucho tiempo después, estarán pensando que se olvidó de conducir, no, pero los nervios se incrementaron, y claro cuando se compró su primer coche, 1200 libras, de no sé cuántas manos, estaba feliz con su bólido “nuevo”, no hizo más que usarlo una semana y un buen día se levanta como siempre para ir al trabajo y se lo encuentra “enfermo” “de moco caído”, vamos, una pena, los laterales rayados…. No una raya, en forma de montañitas, los espejos retrovisores en el suelo… las puertas hundidas, no un lado, todos.
¿Quién habría podido ser el que usó tan mala saña?
Evidentemente si estas en proceso de divorcio suma dos y dos. Claro no queremos acusar a nadie… pero suma, suma….
En fin que llama al trabajo para excusarse que no va a poder ir, que ha de ir a poner denuncia.
Se pone en camino con su “bólido” espachurrado, con el consiguiente cante, vamos que da el cante por donde pasa de lo destrozado que lo lleva, colorada tendría que ir, aparte de lo indignada. - Quiero hacer un inciso, Mari Pili equivocó su profesión, tenía que haber sido abogada o jurista, porque cuando se le mete en la cabeza algo y además tiene razón… escóndete Franco que te la lía bien liada-.
En fin que hizo la denuncia, rellenando y firmando todos los papeles, y más porque no había que si no los firma del tirón.
Llama al trabajo y dice que se pone en camino que ya ha terminado, ahí es cuando viene lo peor, no hace más que ponerse en carretera… una vía para cada sentido… un camión que va delante… se confunde de salida… se pone el tío a frenar… da marcha atrás a toda leche en plena carretera… y que como si fuera sordo, ¡ ZASSSSSSSSSSSS! Se la lleva por delante, mejor dicho la envistió a ella por delante, el camión por detrás. Y va y se mete en la vía secundaria hasta un polígono, supondrán que Mari Pili se quedó inmóvil, pues no, se fue detrás de él con el coche arrastrando de todo y dando saltitos.
-¡Pedazo de animal! ¿No me has oído? ¿No has oído que me has embestido? ¿No has oído que hemos pitado toda la fila de coches que íbamos detrás?
En esto que se baja del camión un adolescente de no más de 20 años, (se deduce por el acné juvenil) y con cara de despistado dice que no ha oído nada.
Para qué dijo eso, la bronca se la dio bien dada añadiendo que si no fuese de pastillero con la música a tope se daría cuenta de que la había arrastrado muchos metros atrás.
Menos mal que las compañías de transportes tienen buenos seguros, menos mal, y se hicieron cargo desde ese mismo momento, le pusieron un coche de sustitución de inmediato, y le pagaron su coche porque no se podía arreglar, 1400 libras. (¿Recuerdan que le costó 1200 libras? Pues eso, le dieron más de lo que le costó.)
Eso sí, ahora tocaba revisar los daños personales, que después de la tensión viene la calma, los dolores de espalda y el chichón en la rodilla porque se había incrustado la llave de arrancar y el pomo, sangrando por la rodilla y el cuello rígido llama al trabajo para decir que finalmente no podrá ir por los nuevos acontecimientos, el “empanado” que coge el teléfono le dice que si irá después, ¿…?
- No te acabo de decir que nooooo, que casi me matan. Dice Mari Pili.
- Bueno pues entonces vendrás más tarde y nos tomamos un café a ver si nos cuentas que ha pasado.
- Al hospital es a donde voy so idiota. (la cosa se pone fea)
Ya en el hospital la revisan y los de los “saca-cuartos de los seguros” la abordan para sacarle el máximo posible, total que le ponen rehabilitación por seguro y por privado, le sacan lo del pago del coche y por daños un tanto considerable. No está mal. Y si se deja Mari Pili le siguen poniendo más tonterías, el caso es sacar más cosas a los seguros, ¡cómo son estos saca-cuartos!
En fin que después de llorar un día y andar coja dos la llaman del seguro para que recoja un coche de sustitución.
-María, (así es como la llaman en Inglaterra, porque no saben que lo de Pilar es nombre y no saben pronunciar bien el -Pili-, cosas de ingleses,) la llamamos para quedar en darle el coche de sustitución.
- Vale, estoy en el centro, tráiganmelo a la puerta del Argos, (centro comercial).
- De acuerdo, la persona que se lo lleva se llama Oliver.
- De acuerdo, aquí lo espero.
Cuando se tuercen las cosas se tuercen, en la puerta de Argos se queda esperando el coche y al conductor, Oliver; pasa un coche por la puerta… se le queda mirando a Mari Pili… ella se le queda mirando… el hombre ataviado con chaleco reflectante, y de color, no el chaleco, el de color es el hombre, da igual el detalle, como si quiere ser verde el hombre, el caso es que la saluda con la mano… ella saluda también, hasta ahí normal, se para el coche… baja la ventanilla… se acerca Mari Pili…
- Hola, ¿eres Oliver?
- Si, sube.
Se sube al coche, cierra la puerta, se pone el cinturón y el hombre, con una sonrisa de oreja a oreja, le pregunta… ¿A dónde vamos?
-¿Cómo que a donde vamos? (dice Mari Pili, ahí empieza el mosqueo).
No me digas que no eres Oliver,
- No, no lo soy.
(Aquí viene el cabreo natural de la que apuntaba a abogada o jurista y empieza a despotricar palabras fuertes, muy fuertes).
-¡Que harta estoy de inútiles! Le pide que pare, se baja a toda prisa del coche y con un portazo y una palabra fea se despide, y ahí la tienes dando cotejadas de vuelta al centro comercial a esperar al tal Oliver.
En fin que cuando apareció el tal Oliver, el inocente, pudo ver la cara de malas pulgas de Mari Pili, y se limitó a darle las llaves y a marcharse.
Esas son las cosas que pasan a las nuevas generaciones, que salen a trabajar al extranjero, y no se acuerdan que son hijos de humildes y valientes Cazurros, eso sí, ¡que no se metan con uno de los nuestros que la tenemos! ¡Amos anda, a ton de que! ¡Madrita, como está el mundo!
Menos mal que nos queda la familia que es un poco sensata….

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