viernes, 19 de abril de 2013

La Fuente de San Esteban

España no lo sabe pero tiene un tesoro
escondido en tinajas de barro,
repletas de ónice, plata y oro
que florecen por el campo charro.

¡Mira si brilla como la plata
bajo la luna el lomo de sus toros bravos!
¡Mira si brilla al sol su espiga dorada
como el oro en sus campos charros!

Castilla parece haber olvidado lo charro,
que alberga ilustres hijos naturales
guardados en tinajas de barro.
genios del arte y del saber a raudales.

¡Mira a esos toreros bizarros!
¡Mira a esos genios del cante!
¡Mira a esos grandes sabios!

Al Tormes y al Yeltes se le ha olvidado
que hay otro agua humilde en sus pastos,
agua silenciosa como surco velado
bajo la dura piel de sus campos.

Mira la Fuentona tan oculta… tan anuente…
que sigue dando generosa su agua.
Agua que da fuerza y latido a su gente
de corazón inquieto y alma ardua.

De ella bebieron los sabios,
y calmó la sed de los grandes,
dando fluidez a esos labios,
haciendo grandes cantantes.

¡Mira a esos toreros bizarros!
¡Mira a esos genios del cante!
¡Mira a esos grandes sabios!

A veces turbias y amargas como el ajenjo
por inquietudes y añoranzas,
a veces tan dulces y apacibles como espejo
en tiempo de bonanzas.

La comarca tiene una piedra preciosa,
ónice, de gracioso andar y torpe trote,
por sus dehesas acampa y hoza
con rabillo retorcido, ibérico y noble.

Salamanca esconde en tinajas
la plata en sus toros
el oro en sus cosechas
y ónice en sus verracos.

¡Ay tus campos batallados!
Tan plagados de cigüeñas,
siendo rico en valores humanos
en ser humilde te empeñas.

Salamanca tiene su arte,
en las venas que la riegan
y en ello tiene gran parte
La Fuente de San Esteban.

¡Ahí queda su arte!





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